Primera Lección:
Zacarías 9:9-12
Segunda Lección: Filipenses
2:5-11
El Evangelio: Juan 12:20-43
Saludos en el
nombre de nuestro Señor Jesucristo …
Hoy
empezamos la última etapa de nuestro peregrinaje hacia Jerusalén. Hacia la cruz y la tumba vacía. Hacia la Pasión y Resurrección de Jesús. Hacia el sufrimiento y la
muerte de Jesús para el mundo que amó tanto. Un mundo por el que Jesús estaba dispuesto a
sacrificar su vida.
Jesús
describió su Pasión a Felipe, Andrés, y a todos los
griegos en esta manera. Que sería necesario ser levantado en el árbol para atraer a
todos a sí mismo.
Los
griegos vinieron a Felipe y Andrés con el deseo de
ver a Jesús. ¿Creen que ellos pensaban que sería por medio de un árbol que la muerte
seria vencida?
Jesús
les dice el verdadero motivo del deseo de verlo: “Ha llegado
la hora” dijo Jesús “en que el Hijo del hombre sea glorificado.”
Jesús
no podía ser glorificado sin cumplir con la voluntad del Padre: “Ahora está turbada mi alma,” el dijo, “¿y qué diré? ¿Padre,
sálvame de esta hora? Pero para esto he
llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre.”
Una
voz del cielo anuncia la glorificación de Cristo. La voz explicó cómo será glorificado a Jesús. Jesús será glorificado por su
victoria sobre Satanás: “Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este
mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí
mismo.”
El evangelista
San Juan dice que Jesús decía esto “dando a entender de qué muerte
iba a morir.”
Qué
extraño es el Dios que tenemos…
Cuan
contrario son los caminos de Dios en contraste con las
expectativas de nuestro mundo.
¿Ser
levantado en la cruz es ser glorificado?
Ser
levantado en la cruz en la muerte ilustra para
nosotros como es Dios. Que Jesús es un Dios de vida porque
es un Dios que muere. Que el árbol de la cruz es el árbol
para la vida del mundo. Que la muerte de Jesús trae vida al
mundo. Que
la muerte de Jesús trae esta vida a todas las personas.
Jesús
les dice a estos griegos otra declaración desconcertante: “que
si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere,
lleva mucho fruto.”
Cuando
Adán y Eva comieron el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. En el
Edén, vino la muerte al mundo. Adán y Eva entendieron el resultado de su pecado. Ahora tendrían que trabajar y sudar. Ahora tendrían que trabajar la tierra y sembrar semillas que
morirían. Adán
y Eva sabían lo que pasaría en la muerte de estas
semillas: Que habría fruto nuevo para comer, que habría fruto nuevo para
sustituir el fruto del paraíso, que habían perdido
con su pecado.
El
ritmo de la naturaleza es el ritmo de sembrar y
cultivar, el
ritmo del descenso en la tierra y el ascenso en la creación con los arboles fructíferos.
Jesús
es la semilla de la nueva creación. El creador de todo debe hacerse uno de nosotros. Debe ser concebido por el Espíritu Santo. Nacer de la Virgen María. Padecer
bajo Poncio Pilato. Ser crucificado y morirse en el árbol.
Como
todas las semillas antes de El, este cordero que
fue matado debe ser enterrado en la tierra.
Pero
la muerte y el entierro de este cordero son para la
vida del mundo. Y
en el tercer día, comienza su ascenso hacia el cielo
levantándose de la muerte.
Su
resurrección es el primer fruto de todos que se han
fallecido. Su
ascensión es nuestra entronización en el cielo incluso ahora entre los santos
que están con El.
El foco de nuestra vida se basa en el árbol de la cruz. Esa cruz ahora es el árbol de vida. Esa cruz es donde Jesús nos
sirvió al dar su vida en rescate por todos.
Ser
siervo de Cristo es un llamado a seguir a Jesús en
sufrimiento y muerte. Ser siervo de Cristo es ser levantado en sufrimiento como Jesús fue levantado. Ser siervo de Cristo es
interpretar nuestros sufrimientos y los sufrimientos del mundo por
medio de la pasión de Cristo Jesús.
Muchos
que contemplan esta cruz cumplirán con la profecía de
Isaías. Ellos no verán ni oirán, ellos no serán sanados por la sangre que brota de las heridas
de Cristo para dar salud y restauración a un mundo roto por el pecado.
Porque
tienen miedo de confesar esta “Pasión” del Cristo. Pero ustedes que
comparten esta pasión santa de Jesús.
La
pasión de participar y proclamar el sufrimiento y la muerte de Cristo a un
mundo caído.
Ustedes
que comparten esta pasión santa de Jesús. Levanten sus ojos para ver en la cruz su Dios.
Vean el Dios que sacrificó su vida
para ustedes. Vean
el Dios que expió por sus pecados por medio de una muerte brutal y violenta.
Si
ustedes desean ver qué tipo de Dios tienen, levanten sus ojos al árbol y vean la
Pasión del Cristo.
El
objetivo de la pasión de Cristo ha sido alcanzado.
Consumado es. La hora ha llegado. Es glorificado el Hijo del hombre.
Amén.
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